Hubo una vez una bruja que volaba con su gata. Llevaba un sombrero negro y una trenza roja y larga.
La bruja feliz reía, ronroneaba la gata, cuando iban sobre la escoba volando de madrugada.
El viento sopló y su sombrero voló, la bruja a la tierra bajó pero no lo encontró.
Apareció entonces un perro que entre los dientes lo llevaba. Le dio el gorro a la bruja y le dijo:
"¡Cómo mola tu escoba! ¿Puedo volar con vosotras?".
Una historia acumulativa, escrita con una rima sencilla, en la que la bruja va perdiendo sus cosas y las van encontrando animales que se harán compañeros de viaje y en la que la generosidad de la bruja se verá recompensada.
En una casucha vieja, al otro lado del bosque vivía un brujo llamado Camuñas que nunca se cortaba las uñas. Era un brujo normal que hacía brujerías normales y que en las noches de luna llena se dedicaba a lo que suelen hacer los brujos: comerse a los niños. Pero una noche entró en la casa de una astuta niña llamada Blanca. Blanca conseguirá, con grandes dosis de inteligencia, que Camuñas no se la lleve y le hará dudar hasta de si mismo.
