Estamos ante un excelente libro interactivo, con dibujos troquelados para despegar, espejos, transparencias que al superponerse forman un color insospechado. Un mundo de posibilidades para que los pequeños jueguen, miren, toquen y se queden boquiabiertos.
Hervé Tullet se luce una vez más. Hace magia sin alardes exagerados, con pocos elementos y mucho ingenio como demostró en su última entrega, Un libro o en todos sus libros anteriores en los cuales los niños hasta podían atravesar las páginas con sus deditos.
Ahora, el autor ha creado un nuevo verbo: Blopear. Los niños (y sus padres) no van a poder parar de pronunciarlo.
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