Hemos realizado nuestra primera actividad etwinning, a partir de esta pequeña historia los niños y niñas han dibujado monstruos para elegir el logo del Proyecto.
Erase una vez un monstruo que vivía en una cueva oscura y profunda en un desierto sin nada ni nadie alrededor. Roots, que así se llamaba el monstruo, se sentía solo y aburrido. Pasaba los días metido en su cueva sin nada que hacer. Cuando visitaba el pueblo más cercano todo el mundo le temía, lo veían como un ser extraño que era incapaz de comunicarse. Sólo emitía pequeños ruidos y gruñidos que asustaban a los habitantes del pueblo.
Erase una vez un monstruo que vivía en una cueva oscura y profunda en un desierto sin nada ni nadie alrededor. Roots, que así se llamaba el monstruo, se sentía solo y aburrido. Pasaba los días metido en su cueva sin nada que hacer. Cuando visitaba el pueblo más cercano todo el mundo le temía, lo veían como un ser extraño que era incapaz de comunicarse. Sólo emitía pequeños ruidos y gruñidos que asustaban a los habitantes del pueblo.
Un día Roots decidió cambiar su vida y en una pequeña maleta metió su peluche y su cepillo de dientes y se fue a recorrer el mundo. Viajó a lo largo y ancho del planeta, vivió millones de aventuras y pasados muchos años regresó a su cueva.
En el pueblo se sorprendieron al verlo de nuevo, ya no gruñía, hablaba perfectamente y todo el mundo se quedaba boquiabierto con las historias que contaba de los países que había visitado.
Desde entonces Roots se ha convertido en el habitante más popular del pueblo, todo el mundo le pide opinión sobre sitios que visitar, platos que cocinar, libros que leer e incluso juegos a los que jugar.
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